EL NEGOCIADOR (desde una frase de Cervantes)

Con sus amigos negociaba en la calle. Con su mujer, en la cama. Así había sido siempre. El día que su mujer falleció sus cimientos se tambalearon. Poco después comenzó a discutir con sus amigos en la calle, donde discuten los violentos; después negoció en la calle, pero no con sus amigos sino con mujeres en las que jamás se habría fijado si hubiera tenido con quién negociar en la cama; comenzó a confundir la cama con la calle y la calle con la cama y, finalmente, ebrio, indiferente y exhausto, no pudo negociar sus deudas en la cama y acabó durmiendo en la calle.

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