ASÍ ES EL AMOR

De espaldas a la ventana, no la vi hasta que la tuve encima, de modo que me asusté. Era roja y negra, como el amor, a veces rojo y a veces negro, y revoloteó a mi alrededor como si tuviera algo que decirme. Sobresaltada, mi primer instinto fue matarla de un zapatillazo, pero de pronto sentí como si una ráfaga de amor hubiera entrado aleteando con ella, como si el efecto mariposa en lugar de provocar un maremoto en Singapur fuera a arremolinarse con dulzura en el fondo de mi dañado corazón o como si los finos polvillos de color de sus alas fueran espolvoreando amor en toda mi habitación y sonreí, la seguí con la mirada hasta que se posó en la puerta y entonces me acerqué para examinarla de cerca. Qué fea es, pensé, y entonces, como si me hubiera oído, salió revoloteando hacia mí y mi instinto mariposicida fue más fuerte que mi esperanzador sentimiento, lo que me empujó a estamparla contra la puerta de un finalmente ejecutado zapatillazo.

EL CRONÓMETRO HORMONAL

Caminaba por delante del polideportivo y los adolescentes entrenaban preparando su próximo partido, recostados en fila con los codos apoyados en el suelo y elevando las piernas alternativamente, cuando una ráfaga de viento le levantó la falda frente al equipo de fútbol, dejando ver sus nalgas semienvueltas por un pequeño tanga negro y, mostrando una armonía inexplicable, todos los penes adolescentes se erigieron al unísono.

PIEDRA, PAPEL O TIJERA

La piedra parte las tijeras
que cortan el papel que envuelve la piedra.
Las tijeras cortan el papel
que envuelve la piedra que parte las tijeras.
El papel envuelve la piedra
que parte las tijeras que cortan el papel.

¿Y si salen dos piedras?
¿O dos tijeras?
¿O dos papeles?
Papelera.

Quisiera tener el papel
que envuelve tu piedra que abre mis tijeras.
Quisiera tener la piedra
que abre tus tijeras para cortar mi papel.
Quisiera tener las tijeras
que cortan tu papel que envuelve mi piedra.

No quiero volver a ser piedra que machaca la piedra, tijera que corta la tijera o papel que envuelve al papel.

Prefiero ser la piedra que envuelves con tu papel, pero a veces me siento la tijera que partes con tu piedra, o el papel que cortas con tus palabras de tijera.

DONDE TIENES LA OLLA

Se retiró demasiado rápido, como si se arrepintiera de lo que acababa de hacer, bruscamente, y al hacerlo el preservativo cayó al suelo dejando sonar un desagradable chapoteo. Le dije: “se va a manchar el suelo” y su gesto me daba a entender que estaba completamente asqueado. Entonces cogí el preservativo y un impulso de rabia me hizo de pronto metérselo fuertemente en la boca. Su gesto ya no era de asco sino de sorpresa, de modo que aproveché y recogí la ropa interior y la falda y me puse los zapatos, saliendo de esta guisa de su despacho con rapidez, diciéndole “vete a tomar por culo, capullo” a la vez que pensaba: “no debí habérsela chupado”. Fue el único modo de sentir que había ganado yo.

EL ADIÓS DE UN JEFE

El jefe entró en el despacho y cerró la puerta. Todos nos mirábamos sabiendo cuál era el pensamiento común, pero nadie se atrevía a pronunciar palabra, y así estuvimos al menos cinco minutos, momento en el que salió del despacho de nuevo y sin mirarnos a las caras desapareció por el rellano de la escalera. Cuando diez minutos más tarde vino Marina para anunciarnos de manera oficial su despido él ya había cruzado la línea del Ecuador...